28 de enero de 2009

Marisa

Una fotografía inmensa de Samuel Beckett cuelga en medio del escenario. Su rostro arrugado y su mirada triste se extiende por todo el teatro. Didi y Gogo están sentados debajo del retrato de Beckett. De vez en cuando levantan los ojos y miran la fotografía. Parece que esperasen una señal, una voz, una orden, pero como la fotografía no habla, se vuelven a sentar aburridos y ensimismados.

Didi: ¿Otra vez aquí?
Gogo: Otra vez.
Didi: ¡Vaya mierda!
Gogo: Ya lo creo.
Didi: ¿Y hay que soltar lo de siempre?
Gogo: ¡Qué remedio! Él manda. (Señala a la fotografía)
Didi: ¿Y paga?
Gogo: Ya ves… (Escudriña sus bolsillos vacíos)
Didi: Tenemos mala suerte.
Gogo: Ni que lo digas.
Didi: Mal pagados.
Gogo: Y mal vistos.
Didi: Bueno… (Carraspea) tenemos prestigio.
Gogo: ¡Joder con el prestigio!
Didi: ¿Qué pasa?
Gogo: Con el prestigio no se come.
Didi: ¿Y qué quieres? Algo es algo.
Gogo: ¿Te conocen?
Didi: ¿Conocerme?
Gogo: Sí, por la calle.
Didi: (Piensa unos segundos)… Nadie.
Gogo: ¿Nadie?
Didi: Bueno… mi madre.
Gogo: Si no tienes madre.
Didi: Pues… mi padre.
Gogo: Tu padre no vale.
Didi: Entonces… (Desesperanzado) nadie.
Gogo: Pues estamos jodidos.


Inicio de la obra de teatro ‘Esperando a Marisa’
Premiada en la primera edición del certamen ‘Teatro Mínimo Rafael Guerrero’