2 de octubre de 2008

Ubú

Bien, pez escribano comienza a escribir y no te equivoques en ni una coma porque como te equivoques te prometo que te colgaré, con el tintero incluido, en la noria del Pellizcapuercos. Anda, escribe un nuevo edicto. Desde ya prohíbo no sólo jugar al ajedrez en mi reino sino también jugar al dominó. Queda claro. ¡Quien juegue al dominó me lo descerebro! Esto ya empieza a ser otra cosa, Mamá Ubú. Ya noto cómo se endereza el reino. No hay nada como mandar. Escribe, pez escribano. Y prohíbo también dar cuerda al reloj. ¡Qué buena prohibición! Hoy estoy inspirado. No voy a parar de promulgar prohibiciones. Venga, venga, escribe pez escribano. Y prohíbo cruzar los pasos de cebra. Y prohíbo que se caigan las hojas de los árboles. Y prohíbo que se lean libros. ¿Has visto, Mamá Ubú? ¡Qué maravilla! ¡Esto de mandar con mano de hierro funciona! Escribe, escribe pez escribano. ¡Cómo me gusta mandar! Y prohíbo que me despierten antes de las tres de la tarde. Y prohíbo que me digan lo que tengo que hacer. Y prohíbo que se pinte el mar de negro. ¡Eso, eso, eso! ¡Que a nadie se le ocurra pintar el mar de negro! A partir de hoy se pintará el mar de azul como todos los mares del mundo para que las ostras germinen perlas violetas y no lloren más. No soporto el llanto de las ostras. Me desgarran el corazón. Y me desgarran el bolsillo. Que estoy arruinado y necesito llenar mi bolsín de pitanzas.

Fragmento de ‘Ubú, rey de los mares’
Publicado por Pepitas de Calabaza. Octubre 2008

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