10 de diciembre de 2008

Viniegra

Si Viniegra de Abajo es ensalzado por su elegancia callejera como el segundo Madrid, Viniegra de Arriba podría ser piropeado como el segundo Bilbao. No por el ego acentuado de sus lugareños, que reciben al forastero con una cordialidad de égloga, sino por su recogimiento urbanístico. Este bello pueblo riojano, enclavado en un agujero montañoso, necesita altura para ser paladeado. Hay lugares que se descubren mejor a ras de cielo que de tierra. Si sólo desde el elevado Parque de Echevarría estalla el esplendor anárquico de la capital bilbaína, únicamente desde las alturas del Buen Pastor se comprende el encanto de Viniegra de Arriba. Alguien con fe y piernas colocó esta escultura sacra con una oveja en una escarpada ladera para que velase por las almas del alto valle del Najerilla. Ningún otro sitio tan propicio como una sierra ganadera para plantar esta imagen religiosa, que desde su atalaya vigila para que no se le descarríen sus rebaños, ni los humanos ni los animales.

Fragmento del artículo publicado en la revista Geo sobre el pueblo riojano Viniegra de Arriba.

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