29 de noviembre de 2008

Eusebio

Eusebio Padilla fue uno de los mejores extras de toda Almería. Uno de los más cotizados. Trabajó con los más grandes, con Clint Eastwood, con Valentino Veracruz, con Charles Bronson… En casi todos los spaghetti western aparecía su figura flacucha estrellándose contra el suelo. Su especialidad eran las caídas desde un caballo o desde la cornisa de un tejado. Le disparaban, caía en seco y fruncía el ceño agonizante. Un primer plano y perfecto. No le hacía falta ni bolsa de tomate ni nada. Un solo gesto suyo valía por mil chorros de sangre. Había otros extras que cabalgaban mejor, había otros extras que eran más espectaculares, pero sólo Eusebio Padilla ponía esas caras tan alucinantes, tan de muerto, tan dolorosas, tan idas. Nadie se moría con tanto sentimiento. Dicen que el propio Sergio Leone en el rodaje de una de sus películas se quedó tan impresionado con una de las caídas de Eusebio Padilla que paró la escena todo asustado para ver si ese hombre no se había matado de verdad.

Inicio del cuento ‘Eusebio Padilla’
Fue incluido en una antología de cuentos de cine.

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