11 de noviembre de 2008

Ubú

Prefacio para adultos, de amena lectura, que proporcionará útiles conocimientos para ganar concursos culturales en la televisión


Este libro nace por el llanto desconsolado de un niño. Su imagen compungida protagonizó las sátiras de quienes se ríen de los fracasados. El niño se llama Samuel, un cerebrito superdotado, matrícula de honor en catorce de quince asignaturas. Samuel lo sabía casi todo: las moléculas, los números primos, el movimiento de traslación, los antónimos, el Genitivo Sajón… Eran tantos sus conocimientos que todos pensaban que Samuel iba a ganar el premio al niño más listo de su barrio. En un programa cultural de la televisión local, contestó sin titubear a cuarenta y nueve preguntas. Y entonces llegó la pregunta cincuenta, la última, la que separaba el éxito del fracaso. El presentador sacó con solemnidad una tarjeta de un sobre y le preguntó a Samuel: “¿Qué escritor francés escribió ‘Ubú Rey’?”
Después de formulada la pregunta, comenzó a correr el tiempo, treinta fatídicos segundos. Toda la audiencia estaba pendiente de Samuel. El chaval se puso rojo; luego, blanco; luego, amarillo. No sabía la respuesta. Cuando acabó el tiempo, se echó a llorar abochornado. Fue una rabieta descomunal. La cámara, para ganar audiencia, enfocó un primer plano cruel de su rostro desencajado. Y para remarcar su ignorancia, sobreimpreso sobre sus lágrimas apareció un rótulo, parpadeante como un fluorescente de neón, informando de la respuesta correcta: “¡Alfred Jarry!, ¡Alfred Jarry!, ¡Alfred Jarry!”.
Samuel regresó a su casa alicaído. Le llamó Angelines, su profesora de literatura, para consolarle pero se negó a hablar con ella. Al crío no le entraba en su cabeza cómo su maestra no le había explicado en clase quién había sido Alfred Jarry. Le parecía incomprensible que le hubiese enseñado de todo (verbos, adverbios, sufijos, prefijos, preposiciones…) menos lo más importante: la literatura como juego, como burla, como absurdo, como placer, como crítica, como subversión, como ironía, como imaginación, como humor.
Desde entonces, Samuel no ha dejado de llorar. Es un niño triste. Lleva todo el verano encerrado en su habitación sin ganas de aprender nada. Sus padres le dan para leer lecturas tonificantes como ‘El principito’ o ‘La historia interminable’ pero él las rechaza. Desconfía de las enseñanzas de los adultos. Necesita un tratamiento de choque para recuperar la confianza en los libros. Por eso, hemos decidido realizar una versión de ‘Ubú Rey’: para curar a Samuel y a tantos niños como Samuel que no se fían de lo que les enseñan en las escuelas. Ya es hora de que conozcan la obra revolucionaria de Jarry, el precursor de la modernidad literaria. Nadie mejor que ellos entenderán la personalidad arrolladora de Ubú, el personaje más desternillante del pasado siglo; nadie mejor que ellos entenderán los contenidos apasionantes de la patafísica, una ciencia que convierte lo imposible en posible.


Prefacio de ‘Ubú, rey de los mares’
Publicado por Pepitas de Calabaza. Octubre 2008.
Los dibujines del libro son obra de Carmen Hierro.

1 comentario:

TO+ dijo...

¡Que buena pinta tiene el libro!
Lo tengo, lo compré. Ahora solo me falta buscar un hueco... o muchos huecos y leerlo, y mascarlo, y saborearlo... Lo que pasa por tus manos, amigo Lánder, no deja a nadie indiferente. Así que ahora solo queda pasarlo por las mías.
Ya te contaré.