26 de febrero de 2008

Paisaje

A veces (pocas pero algún caso le había ocurrido) el cartógrafo no encontraba rastros en ninguna lengua de sus mapas a contracorriente. Aun así, no renegaba nunca de sus dibujos. Lo había percibido así y nadie iba a hacerle cambiar sus trazos. Se encontraba ya en una fase superior de seguridad científica, casi religiosa. Nada le estaba vedado. Incluso se atrevió con un tabú de su tierra: el vino. Su afirmación más controvertida, la que había suscitado el estupor hasta de los neófitos, era aquella que decía que La Rioja era una tierra de naranjos. ¡No hay viñas, sólo naranjos!, exclamó. Donde el común divisaba cepas, el cartógrafo veía naranjos, hileras de naranjos por todas partes, por las riberas y por las calles, por los barrancos y por las azoteas, naranjos de todas las clases y de todos los tamaños, podados y sin podar, a punto de florecer o ya marchitos...
Fragmento del cuento Paisaje.
Publicado en el número 24 de Piedra de Rayo.
Una de las ilustraciones que hizo Chema Lema para este cuento ha sido seleccionada por la Feria Internacional de Libro Ilustrado de Bolonia 2008.

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